Estando a su lado, Caperucita pudo por fin, liberarse de su eterno personaje aniñado, dejando al descubierto la mujer en la que se había convertido.
Y colorín colorado,
el verdadero cuento ha sido contado.
"La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha." (Michel de Montaigne)
Estando a su lado, Caperucita pudo por fin, liberarse de su eterno personaje aniñado, dejando al descubierto la mujer en la que se había convertido.
Y colorín colorado,
el verdadero cuento ha sido contado.
Entonces
se detuvo a escuchar, cerró los ojos y la música le guió allá donde Uma le
esperaba, ataviada únicamente con siete vaporosos y suaves velos, para
recibirle con los brazos abiertos y el corazón henchido de amor.
Acercándose
a Shiva, deshizo cuidadosamente todos los nudos de las cuerdas que mantenían el
pesado equipaje atado a su espalda y comenzó su rítmica, sugerente y trival danza
en espiral alrededor suya, hasta que ambos cuerpos se sintieron livianos como
plumas y se elevaron en el aire para alcanzar el éxtasis.
Vamos a escribir nuestra historia con momentos bonitos,
con abrazos que acunan el alma y con besos que difuminan cicatrices.
Vamos a escribir nuestra historia con miradas ardientes,
de esas que avivan los rescoldos que guardamos en el corazón,
y con manos que prenden la mecha de la pasión
hasta convertirnos en hogueras danzantes de cuerpos desnudos.
Vamos a escribir nuestra historia con palabras y susurros,
que nos recuerden la valía de nuestro ser y lo divino de nuestra esencia.
Vamos a escribir nuestra historia día a día,
comenzando cada vez mil y un capítulos,
con la ligereza y libertad de quienes no se ciñen a un argumento
de antemano establecido,
y con la despreocupación de no saber cuántas páginas en blanco nos quedan por rellenar.
Vamos a escribir nuestra historia con risas, confidencias y emociones profundas,
y llenemos con ellas los espacios desocupados que la vida nos regala,
y vamos a envolver de felicidad el tiempo que avanza inexorable,
dejando caer sin concesiones, granos de esos relojes de los que ignoramos cuánta arena les queda...
Yo no soy tu mitad,
ni tú eres parte mía.
Pero es en el abrazo,
en el beso,
en la unión,
en la presencia,
que somos esencia... que somos UNO.
Y hasta que me encuentres, voy a esconderme,
en los rayos de sol que se filtran entre las hojas de los árboles,
en la espuma de las olas cuando llegan a la orilla,
en los colores del cielo al amanecer,
en el viento travieso que gana la batalla al orden,
y en los dibujos de que las bandadas de pájaros forman al volar.
Si no eres capaz de verme ahí,
sigue buscando, porque entonces no seré yo
a quien tengas que encontrar...